lunes, 14 de noviembre de 2011

HISTORIAS DE AMOR VERDADERAS



Por el amor que un día sentí al verte a los ojos

Puede ser el título más largo que se le ocurrió a Regina para nombrar la última carta que le dejaría a Rafael.
Soñó que las cosas serían diferentes cuando lo conoció. Porque sin duda, como todas las mujeres en alguna ocasión, soñó que cambiaría toda su vida con el simple y llano hecho de tenerlo a él.
Pero él, al igual que todos los hombres en alguna ocasión, soñó que su vida sólo se vería más "bonita" con ella a su lado.
Y las cosas no siempre resultan como uno quiere.
En este caso ni el uno, ni el otro.

Una mañana Regina despertó y él no estaba a su lado. Era normal porque Rafael salía a trabajar a las seis de la mañana. Del Sur a Santa Fe no se hacen minutos, se hacen horas. Pero esta vez fue diferente. Regina sintió un vacío que iba más allá de ver su cama vacía y fría. Esta vez algo había sucedido y convencida de ello comenzó a buscar con cierta desesperación ese "algo" que la hizo desesperar y buscar en cada bolsillo de sus trajes, de sus pantalones de mezclilla y hasta en sus sudaderas viejas con las que iba a hacer ejercicio al parque todas las noches.
El que busca encuentra.

Y ella encontró.
Encontró un boleto del metro conmemorativo de color verde con una frase: "Dejar ser, dejar pasar".

La insoportable levedad del ser.

Fue a la mesa de noche del lado de la cama de Rafael y encontró ese libro. Hojeándolo sin parar, primero de manera rápida, después hoja por hoja, hasta que llegó a la página 102 en donde él había encerrado con rojo una palabra: INFIDELIDAD.

Ese día Regina no fue a trabajar, se reportó enferma. Y se quedó pensativa, sin bañarse, en el filo de la cama, con la pijama rosa que su mamá le regaló en su cumpleaños 28, el último que pasó en su casa "de soltera".

Cuando llegó Rafael, Regina lo miró entristecida para sólo entregarle la carta que alcanzó a hacerle antes de entrar en agonía. Llamó a un taxi y desapareció. Rafael no volvió a saber nada de ella.

La carta sólo decía
esto.

¿Dónde buscarla? ¿Cómo explicarle? ¿Qué decirle?
Y esa fue el final de una historia que jamás concluyó.

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